miércoles, 20 de agosto de 2014

España: El país en donde la crisis sacó lo mejor de la palabra “oportunidad”

Acabo de realizar un agradable viaje por España. Un país lleno de magia, y a pesar de haber vivido allí algunos años, como latinoamericana, sigo deslumbrándome con esas edificaciones oscuras del medio evo occidental y con esas otras, llenas de luz, de agua, de alegría del entonces mundo oriental: los califatos islámicos que se adueñaron de la mitad de lo que hoy es España en ese mismo periodo.

Pero más allá de seguirme sorprendiendo con estas maravillas españolas, descubrí cambios muy interesantes en los hábitos de consumo, dignos de exposición y discusión, que según me doy cuenta, aparecieron con la dura crisis que ha golpeado el país por ya 6 años seguidos. Si bien es cierto, hay historias humanas dramáticas que merecen ser conocidas y contadas, hoy quiero hablar de este aspecto esperanzador para una España todavía en medio de una crisis.

Mi viaje coincidió con las segundas rebajas de verano, que suelen ser más apetitosas que las primeras, aunque bastante más limitadas por la escasa cantidad de producto antiguo que prevalece para la venta, sin embargo, más allá de esas rebajas que normalmente activan el comercio y el consumo, vi un país más dinámico desde el punto de vista comercial. Años atrás se conversaba con cualquier joven recién egresado de la Universidad y su aspiración inmediata era presentarse a oposiciones para llevar una vida de funcionario público más sosegada y con un sueldo, a veces apretado (dependiendo de la oposición deseada) pero seguro. La inquietud por el emprendimiento casi sonaba a cuento chino, nunca mejor dicho porque siempre fueron los inmigrantes chinos quienes se dedicaron a abrir pequeños comercios allá donde se establecían, siendo los más populares los “Todo a 100 (pesetas)”. Hoy, la crisis ha dado paso al surgimiento de pequeños comercios de toda índole que le plantan cara a las grandes superficies o las grandes tiendas departamentales creando, a mi modo de ver,  una competencia más equitativa, ya no por ayudas gubernamentales o europeas que en algún momento dieron la mano al pequeño comerciante, sino por las ganas de superación y el gusto por el servicio que percibí en esta visita.

Negocios que antes podían pensarse exclusivos de grandes marcas, hoy, son blanco del pequeño emprendimiento: tiendas de perfumes alternativos, las más famosas versiones de los perfumes comerciales, con buena fijación y duración, a 6 euros los 50 ml; boutiques de frutas y verduras de huerto familiar, más baratas y con más sabor que antes sólo se conseguían en los pueblitos más pequeños; nuevas tiendas de helados artesanales; de alpargatas adaptadas a la última moda por 5 euros el par, rebajadas, claro, pero incluso en rebaja los precios son mejores que años atrás; nuevas tiendas especializadas en maquillaje actual y barato que, me parece, han obligado a las famosas Séphora e Yves Rocher a mejorar sus ofertas para hacerle frente al pequeño comercio; y por supuesto, respondiendo al gusto español, bares y más bares de tapeo que aunque los mismos españoles bromean diciendo que es la idea más fácil y con demanda más garantizada, vi mucha creatividad y competitividad en las promociones para atraer a un cliente bastante menguado en su presupuesto: una cerveza con su respectiva tapa por 1.20 euros, en ciudades pequeñas, claro está, pero a un precio que hace 8 años no se veían en ningún rincón de España.

Me gustó mucho ver la forma de promoción de esos pequeños comercios. Muy al estilo español, de tomarse con humor casi cualquier situación, los ganchos comerciales con frases como “Promoción anticrisis” lo inundan todo, y hasta me atrevería a decir que tienen la capacidad de generar una percepción positiva de la tan cuestionada palabra. Gran alegría, al descubrir la proliferación de comunicación en medios digitales, y es que con presupuesto corto las promociones en Facebook, los hashtags en Twitter o las tendencias en Instagram resultan las estrategias más efectivas. El negocio más pequeño cuenta con sus propiedades online básicas y bastante activas: Página web, perfil de Facebook, cuenta en Twitter y una altísima utilización de Códigos QR.

Por su parte, las marcas o las empresas consolidadas también ofrecen atractivos descuentos, promociones especiales o envases ahorradores y da la impresión que se han tenido que acomodar en márgenes menos atractivos (pero más justos) para poder competir con las marcas blancas de supermercado que ofrecen prestigio, garantía y buen precio.


Así, a esta España de crisis, he preferido llamar “España de oportunidades” que se ha abierto al pequeño jugador de la economía: pequeños comercios, marcas blancas, negocios artesanales, precios más pequeños también y estoy completamente segura que es sentimiento de muchos: el consumidor se ha visto beneficiado tanto por cantidad y disponibilidad como por calidad y precios más justos.

Irene Robles Guzmán
Consultora de Marketing